Entiendo
que alguien me preguntase: ¿por qué tantos artículos sobre Estados Unidos (EU),
sus mitos, trampas y mentiras? Le respondería que hablo sobre ellos a menudo
porque creo que no son mitos, trampas y mentiras cualesquiera, como sería el
caso de países pequeños cuyos mitos no rebasan su área de influencia, que suele
ser reducida, y que otros pueblos o países pueden apreciarlos como relatos
curiosos que no les son impuestos como verdaderos desde un poder imperial
omnímodo que los idiotiza para dominarlos.
Y
es que esos mitos, trampas y mentiras, obra del enorme poder político-religioso
que gobierna EU, que empezó a fabricarlos desde sus orígenes en el siglo XVII y
los sigue fabricando a diario, son otra cosa. Porque usualmente, además de
dirigirlos a engañar y domesticar a su propio pueblo como ocurre en otros
casos, ocurre que, por obra de su descomunal poder mediático, presente y activo
en todo el planeta, los difunde e impone al mundo entero. Esto convierte esos
mitos, siempre embellecedores de su imperio y creadores de una visión falsa
pero dócilmente aceptada de su realidad y de su historia, en algo que gran
parte de los pueblos y países del mundo, sometidos de alguna manera a su
dominio político, económico y sobre todo cultural, se los traga sin
masticarlos, como hace con todo lo que difunden los medios. Y al tragarlos, los
hace parte constitutiva de sus propias realidades, ritos y costumbres, dando
por resultado la copia servil y la ciega admiración de EU que de la asimilación
pasiva de ellos se derivan.
Ejemplo
esencial de esos mitos, cínicos, falsos y manipuladores, creados por EU, es el
del Día de acción de gracias, que los estadounidenses tienen como uno de los
mitos fundantes de su excepcionalidad como pueblo elegido; y que también lo
celebran muchos de nuestros países latinoamericanos, sujetos a su poder
mundial, y nutridos a diario de sus medios y de su cultura.
Resumo lo esencial del mito para irlo
analizando a fin de mostrar por qué digo lo que digo. Los colonos calvinistas
blancos y racistas que en EU llaman Padres Peregrinos llegan a instalarse en la
costa norte de Norteamérica, a la que llaman Nueva Inglaterra, en noviembre de
1620. La historia tradicional y embellecedora de EU los considera primeros
fundadores, dejando de lado que Virginia, más grande y situada más al sur,
estaba siendo colonizada por otros emigrantes británicos, igualmente blancos y
racistas, desde 1607, siendo ellos los primeros fundadores. Pero esa mentira se
acepta porque para la dominante historia embellecedora, los Peregrinos son
tenidos por santos y los virginianos no. Los Peregrinos no están preparados
para colonizar un territorio y sobrevivir en él, pero lo logran al conseguir
indios que los ayudan, alimentan y enseñan a recolectar frutos, pescar, cazar,
sembrar, abrigarse y a construir viviendas. La mayoría de ellos sobrevive y en
dos años forma una colonia próspera. Entonces el mito nos dice que deciden
celebrar un día, segundo aniversario de su llegada en noviembre, para dar
gracias a Dios por su éxito. Preparan un almuerzo para todos e invitan a él a
varios indígenas de tribus amigas y comparten con ellos los alimentos que han
preparado: pavo cocido, maíz en tortas y calabazas. Es pues un acto hermoso,
lleno de alegría, de esperanza, y de amistad con los indios que los ayudaron a
sobrevivir. ¿Cómo no conmemorar con orgullo esa fiesta?
Pero
es que hay varios serios problemas. De entrada, con ciertos detalles falsos o
absurdos. Luego con las mentiras y feos crímenes que trata de ocultar el mito.
Y finalmente con el mito mismo.
Dada
la popularidad de ese Día, muchas pinturas representan la citada fiesta. Y
llama la atención que en ellas los pocos indios están siempre separados de los
muchos puritanos. Estos se ven sentados a la mesa mientras sus mujeres, bien
vestidas, ofrecen de comer a los indios invitados. Y estos, sucios,
semidesnudos, yacen siempre echados en el piso. Se los ve flacos, hambrientos,
y parecen mendigos que pasan hambre y llevan días sin comer. De haberse
realizado ese almuerzo, eso además de racista habría sido absurdo. Los indios,
organizados y orgullosos, no eran mendigos. Además, eran aseados y se bañaban a
diario, mientras los puritanos en cambio olían mal porque no se bañaban y solo
se lavaban los días de fiesta. Los alimentos que compartían con los indios, el
pavo, el maíz y las calabazas, eran todos americanos, pavo y maíz exclusivos de
América del norte. Los indios los sembraban o comían y habían sido ellos los
que enseñaron a los Peregrinos a sembrarlos y cosecharlos o a criarlos y
cocinarlos para comerlos.
Los
europeos del siglo XVII tenían cierta idea de ellos. Al pavo lo descubrieron
los españoles en el siglo XVI cuando Cortés conquistó México. Y se dice, aunque
no está claro porque es dudoso, que en Inglaterra los ingleses de comienzos del
siglo XVII tenían, por intermedio de comerciantes turcos, cierto conocimiento
del pavo (o de una gallina de Guinea africana grande con la que lo confundían).
Por eso al pavo en inglés se lo llama turkey. Del maíz, también conocido de los
españoles por medio de la conquista mexicana, los ingleses, cuyo cereal era el
trigo, igual que pasaba con todos los europeos, tenían apenas una idea confusa;
y por eso lo llamaron corn, que era nombre genérico para decir cereal y que a
veces usaban para llamar también al trigo. Y al difundirse el maíz, este se
apropió en inglés del nombre corn. Las calabazas, también mexicanas, importan
menos, pero lo que más cuenta es que los puritanos, que no tenían que ver con
agricultura ni comercio, no tenían idea de nada de esto. Los indios les dieron
de comer salvándoles la vida, y lo cierto es que, en caso de haberse dado una
reunión como esta, ellos, los Peregrinos, habrían sido los invitados y no los
anfitriones, pues anfitriones habrían sido sin discusión los indios.
Y
es que esa fiesta nunca ocurrió. En ella todo es falso y se la inventó como si
fuese historia el año 1863 en el contexto de la Guerra civil entre norte y sur
que vivió EU y en la que Lincoln, como presidente, luchaba por salvar la unidad
a cualquier precio. Todo fue obra suya. Lincoln la decretó en 1863 quizá
buscando reducir la violencia terrible de la población blanca contra los indios
para despojarlos de sus tierras. En eso fracasó, pero la fiesta se mantuvo y
arraigó, más por comer pavo que por convivir con indios. Las matanzas más
brutales de estos tuvieron lugar en esas décadas. Y es de señalar que ni
Lincoln ni sus sucesores hablaron de Padres Peregrinos. Estos sólo fueron
fabricados con sus anchos sombreros para hacerlos protagonistas de la fiesta en
1890, que fue el año de la matanza más grande, la última, la de Wounded knee.
En
la fiesta actual, en la que los estadounidenses corrientes comen pavo, el
Estado, que la celebra, puso de moda perdonarle la vida a uno de esos pavos mientras
se comen los otros. Así, en 2003, para celebrar el Día de acción de gracias,
Bush II, disfrazado de marine, llegó en avión a Bagdad, tomada por sus tropas
poco antes gritando ¡Misión cumplida! Y en medio de la celebración militar con
sus soldados, que habían masacrado con bombas, misiles, fósforo blanco y uranio
empobrecido a medio millón de irakíes, incluyendo mujeres y niños, salvó
generosamente la vida de un grueso pavo.
Sin
proponérselo, Bush II reveló así la verdadera cara de esta fiesta falsa que
nunca existió: es la fiesta real que celebra el poder imperial de EU, en la que
mientras se masacra a medio millón de irakíes, afganos, sirios, libios o
yemeníes, se le perdona generosamente la vida a un pavo (sin duda para
comérselo sin hacer ruido al día siguiente). Bella fiesta.
Vladimir Acosta,
Historiador y Profesor universitario
Últimas Noticias, 08/12/2021
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