El señor Juan Nepomuceno era el jefe de la familia. Era una larga familia. Vivía en una especie de casa de vecindad, donde estaba la original vivienda que había sido de sus bisabuelos, estaba ubicada en un sector llamado Barrio Nuevo. Sin embargo, ese nombre lo traía aquel sector apenas desde los últimos 75 años. Antes, hace 150 o más años, ese sector estuvo ubicado en el antiguo camino hacia El Tocuyo. La casita fundadora de aquella especie de vecindad, era de paredes de bahareque y techo de caña brava y tejas. Las bases de la casa y los soportes del techo, estaban conformadas por grandes maderas tomadas de tallos completos de árboles, algunos habían sido dejados en su forma original, redondeadas y otras estaban hechas en forma rectangular. Esa casita inicial tenía cerca de doscientos años de construida. Después, en el terreno vecino a dicha casita, y siempre haciendo una especie de circulo entre todas ellas, se fueron construyendo las casas para los 5 hijos y las 6 hijas de Juan, de manera que en aquel espacio familiar había 12 casas en total. Para conservar las costumbres de los ancestros las casas no tenían los patios separados, al contrario, era un solo patio, o mejor dicho era un gran solar, con suficiente terreno, en el cual algunos de los habitantes aprovechaban y tenían su huerto familiar con siembra de tomates, cebollín, ají dulce, pimentón, ajo, lechuga; otros preferían sembrar frutales y tenían árboles de mango, semeruco, guanábana, lechosa, cambur, guayaba, entre otros. La esposa de Juan Nepomuceno, Adelaida, tenía una siembra de plantas medicinales donde había matas de sábila, albahaca, menta, oreganón, té verde, malojillo, poleo, entre otras.
La familia acostumbraba reunirse para celebrar los eventos importantes, nacimientos, bautizos, cumpleaños, graduaciones, bodas, y en cada reunión algo inventaban para recrearse, para animarse. Cocinaban algo delicioso, entre todos aportaban los insumos, y como eran tantos familiares, siempre aquellas celebraciones se convertían en grandes fiestas. Además de los hijos e hijas de Juan y Adelaida, había que agregar los hijos de estos, es decir los nietos y nietas. Como toda familia barquisimetana, en aquel grupo de personas había músicos que tocaban el cuatro, las maracas, la tambora, el violín, la guitarra, el acordeón, y además otros y otras cantaban, declamaban, bailaban, de manera que siempre eran unas reuniones con mucha animación y actividades culturales. Eso estaba garantizado. El abuelo Juan era el más animado de todos, era quien tomaba la iniciativa cuando se trababa de celebrar algún evento o alguna fecha significativa para la familia. La abuela Adelaida no se quedaba atrás, le encantaba bailar tamunangue, en el mes de junio de cada año celebraba la familia un tamunangue para darle las gracias a San Antonio y entonces ella se vestía con sus alpargatas, sus largas y amplias faldas con flores y sus blusas blancas con “faralaos” y bailaba. Había aprendido a bailar tamunangue con su abuela Tarcisia. Un día sábado se estaba celebrando en la familia la graduación de médico de Sebastián Andrés, que es uno de los nietos más queridos de Juan Nepomuceno. Sin embargo, a todo el grupo familiar les extrañaba bastante que no se encontrara presente el abuelo Juan. Al ir a su cuarto a indagar que le pasa, la abuela Adelaida ha venido con risitas hasta la reunión y ha contado lo que pasa, y todos los nietos y las nietas se han reído mucho y le han tomado el pelo al abuelo Juan, haciéndole bromas. Pero Juan no quiso salir de su cuarto, no participó de la celebración de su amado nieto Sebastián Andrés que se graduaba ese día de médico, porque Juan perdió sus dientes.
Fuente:
Digna América Luna Villegas
Homo Ludens N
Barquisimeto-Venezuela, 02-06-2021.