Estamos en presencia de dos
importantes actos electorales que bien pueden definir el futuro de América
Latina. En pocas semana, en Brasil y mañana 12 de octubre en Bolivia[1]. Se está optando por dos modelos diferentes de
hacer economía. Por un lado está el llamado “desarrollo capitalista”, y lo pongo entre
comillas, porque hoy muchos pueblos
ponen en duda sí realmente se trata de un modelo de desarrollo o de destrucción
capitalista, modelo cuyo único fin es la multiplicación del capital
convirtiéndose en UNA fuerzas que promueve la muerte de toda forma de vida
entre los pueblos y en la naturaleza.
Por el otro lado, está el Proyecto
Boliviano y del Brasil que con sus diferencias, apuntan hacia otra forma de
hacer economía, haciendo énfasis en la integración de las naciones y
promoviendo una economía al servicio de la vida y la superación de la pobreza
como única vía para lograr el vivir bien. Realmente los que compiten son dos
perspectivas en antagonismo “la vida contra la muerte”.
Llama la atención que estos
procesos electorales están enmarcados dentro de la fecha del 12 de octubre, día
de la resistencia indígena y en la que nuevamente los actores parecieran ser
los mismos de hace algo más de 500 años. Se hacen presentes hoy, el
conquistador poderoso y dueño del capital que sigue en su búsqueda insaciable de seguir apropiándose de
la riqueza de nuestros pueblos, lo representan la derecha brasilera y boliviana, ahora, bajo
la forma del neoliberalismo, y el otro actor, el indígena Hugo Morales que sigue resistiendo la imposición de ese
modelo foráneo, símbolo de la exclusión, miseria y muerte, para lo cual, en su
defensa, elige Evo la cultura ancestral indigenista de nuestra América como un
modelo que representa una esperanza para los pueblos oprimidos del mundo,
modelo que llamaríamos, si de desarrollo, porque el mismo se fundamenta en la Madre Tierra y en el
vivir bien dentro de una visión de una patria grande latinoamericana, unida,
integrada, tal como la soñaron nuestros antepasados.
Es la antigua lucha que sigue
presente, ante un modelo neoliberal agotado y sin salida, Evo Morales
representa la superación del modelo de desarrollo capitalista. Plantea Evo volver a las fuentes de nuestros
padres y madres del pasado lejano y beber de esa fuente antigua de sabiduría
generadora de vida.
Evo propone el Vivir bien,
señala: “Nuestra visión de armonía con la naturaleza y entre los seres humanos
es contraria a la visión egoísta, individualista y acumuladora del modelo
capitalista. Nosotros, los pueblos
indígenas del planeta, queremos contribuir a la construcción de un mundo justo,
diverso, inclusivo, equilibrado y armónico con la naturaleza par el vivir Bien
de todos los pueblos. Decimos vivir bien
porque no aspiramos a vivir mejor que los otros. Tenemos que complementarnos y no
competir. Debemos compartir y no
aprovecharnos del vecino. Vivir bien es
pensar no solo en términos del ingreso per cápita, sino de identidad cultural,
de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra Madre tierra”
Nuestro recordado y querido Padre
Juan Vives, nos regaló el poema LA PATRIA ES AMERICA dice el Padre: “La patria
es América, la cuna y semilla de libertadores contra la opresión: de la
Resistencia a la independencia; a quinientos años: la liberación. La patria frustrada por años perdidos alienta
esperanzas en la fe del pueblo: crecer solidarios ante el despotismo, con moral
y luces para un nuevo mundo/ Somos tierra nueva con fuerza de viento; queremos
la vida y la libertad, tejer la bandera con nuestras culturas y crear un mundo
de justicia y paz”.
Dentro de este contexto de sueños
y utopías, creemos que el próximo triunfo
de Evo y Dilma representan la continuación de la construcción de ese viejo
sueño; será el triunfo de la integración y del Vivir Bien.
Argenis León
Teólogo, Pastor y Economista
Junio 2015
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