La renovación de las Naciones Unidas es una necesidad imperiosa.
La ONU es una institución creada por los países que resultaron victoriosos de
la segunda guerra mundial. Razón por la
cual, esta institución está al servicio de esos países y en especial de los Estados Unidos de
América y no de la comunidad internacional.
Esta última afirmación explica el por qué la ONU acusa de
violación de los derechos humanos a países que mantienen una posición soberana
ante el sistema económico mundial dominante.
Sin embargo, silencia las violaciones de los derechos humanos en los
países donde predomina el capital; callan ante las agresiones de la policía
blanca contra los afroamericanos en los
Estados Unidos; silencian los desahucios inmobiliarios en España, que ya llegan
a más de cien mil familias despojadas de su vivienda principal. Enmudecen ante los atentados a la libertad de
expresión en el país Ibérico por el actual gobierno de Rajoy. Se han hecho
cómplices de la destrucción originada
por los Estados Unidos y la OTAN
en países como Irak, Afganistán, Libia y Siria, entre otros.
La ONU requiere ser transformada. Es inaceptable que las decisiones del Consejo
de Seguridad se tomen por el voto de un grupo minoritario, pero, poderosos y no
por voto de los pueblos. El Comité de
Derechos Humanos requiere ser renovado por cuanto debe garantizar que la verdad
de los pueblos sea la que iluminen sus decisiones y no la falsa verdad que
emiten los medios de comunicación.
Serán los pueblos los que seguirán presionando por cambios
importantes en la ONU desde una
perspectiva ética. Los griegos dieron
ejemplo al mundo de lo que puede hacer un país empobrecido, ante los poderes
mundiales establecidos, al negarse a las exigencias de la Troika de seguir
recortando los gastos sociales. Vale la
pena preguntase: fue el pueblo el que contrajo una deuda superior a los 340 mil
millones de euros o fueron los gobiernos de derecha y sus empresarios asociados
al gran capital, con el visto bueno del eurogrupo. Con el rotundo No el pueblo
griego hablo y Europa tembló.
Serán los pueblos quienes seguirán exigiendo cambios
significativos a esa organización internacional; exigen el manejo de la verdad y una gestión al
servicio de la comunidad internacional.
Se hace necesario, como dice el profesor Guido, revisar los métodos de
trabajo en dialogo con las organizaciones de la sociedad. Se requiere
unas relaciones internacionales donde predomine la ética y los derechos
humanos.
Argenis León
Profesor, Economista, Teólogo, Pastor
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