Pensando
en la situación general que vivimos como nación, me está llamando la atención
el odio al cual tienen sometido a cierto sector de la población, incluso
familiares que a diario compartieron una etapa importante de nuestra vida. El
odio constante al que los tienen sometidos es preocupante y alarmante. Aunque
duela mucho decirlo, tal odio raya también en consecuencias mentales y muy
drásticas.
Días
atrás me encontré con un amigo de la infancia, procedo a saludarlo con máximo
cariño y cuál es mi sorpresa, desde que me monte en el transporte hasta que descendí
del mismo, hablándome de atrocidades y de las grandes virtudes de los EEUA, cómo
su familia que vive en ese país goza de
bienes y fortunas. Según sus relatos casi Obama se arrodilla ante su hermana
para ofrecerle la nacionalidad. Decía: ¡cómo odio este gobierno! Entre tanto y
tanto hablar, llega un momento y le dije: “caramba si todo está tan mal aquí
aprovecha la nacionalidad que le ofrecen a tus familiares y vete a vivir allá”.
Fue lo peor se molestó y dice: “tú lo que deseas es verme lavando desperdicios
humanos.
Todo
esto da dolor. Los tienen disociados y disociadas, y llenos de odio. Sólo queda
orar por ellas y ellos. Cambiemos el
odio por el amor.
Aura de Granados
Integrante de
nuestra
Aldea de
Encuentro y de la
Comunidad
Cristiana
Jesús el Buen
Pastor, San Antonio Altos
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