viernes, 13 de julio de 2018

COLOMBIA, LA GRANDE


Bartolomé de las Casas le pareció una usurpación el hecho de que nuestro continente, en vez de llamarse “Colombia” en honor a Colón, llevase el nombre de “América” en homenaje a Américo Vespucio. “El nuevo continente –afirmaba– debería haber sido llamado Columba, y no como es injustamente llamado, América”. Posteriormente, Francisco de Miranda proyectó que todas las colonias españolas, una vez alcanzada la independencia, debían unirse en una sola nación llamada “Colombia”. Su idea era formar un solo Estado suramericano que abarcaría desde el río Misisipi hasta Cabo de Hornos. Luego, Simón Bolívar creó una gran república con el nombre de Colombia. Fue fundada en una histórica sesión del Congreso de Angostura el 17 de diciembre de 1819. Abarcaba un inmenso y estratégico territorio constituido por los actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, y parte de la Guyana hoy en reclamación. Al finalizar el evento, el neogranadino Francisco Antonio Zea declaró: “La República de Colombia queda constituida, viva la República de Colombia”. Dicha nación existió durante 11 años: entre 1819 y 1830.

A lo largo de la historia, hubo varias tentativas por refundar esa Gran Colombia proyectada por Bolívar. Lo intentaron Rafael Urdaneta y los militares que liderizaron la Revolución de las Reformas a partir de 1834. Como lo explica Fermín Toro Jiménez: “Estos próceres exiliados en 1830, de regreso a la patria en 1834, después de haber sido desterrados por los autores del magnicidio de Colombia de 1828, como una sola voluntad enarbolan la bandera del restablecimiento de la República de Colombia“. Lamentablemente, no alcanzaron su objetivo. Posteriormente, en 1901, una coalición de líderes suramericanos encabezados por Cipriano Castro firman un pacto cuyo propósito fundamental es refundar la Gran Colombia para hacer frente al expansionismo gringo.

Pues bien, así como existe una Colombia grande (la soñada por Las Casas, Miranda, Bolívar, Urdaneta, Castro y Gaitán), hay también una Colombia pequeña, la de la oligarquía colombiana. Esta Colombia es violenta, ingrata, servil, injerencista y abusadora. Violenta con su propio pueblo que, en elevado número, ha tenido que emigrar de su patria para garantizar el derecho a vivir. Ingrata con Venezuela que ha acogido a un porcentaje importante de sus habitantes, a los que, además de darles la nacionalidad, les ha brindado los mismos beneficios que al resto de los ciudadanos de nuestro país.

Olvida la lección de Bolívar: “La ingratitud es el crimen más grande que pueden los hombres atreverse a cometer”. Servil porque, en vez de liberarse del dominio de EEUU (la potencia que le arrebató Panamá en 1903) instala bases militares gringas en su territorio, mientras afirma que “no le dio tiempo” de invadirnos. Injerencista porque conspira abiertamente contra la estabilidad de nuestro país al propiciar el contrabando de extracción, el paramilitarismo, el establecimiento de casas de cambio que afectan nuestra moneda, etc. Abusadora porque ofende el gentilicio venezolano al llamarnos “venecos” y ejecutar una campaña sistemática de descrédito contra nuestro pueblo. Como se ve, hay dos Colombias, una grande; y la otra… chiquitica.
José Gregorio Linares
Historiador

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