En
2017 celebramos el
centenario de la
Revolución Bolchevique y
los 150 años de la publicación del
primer volumen de El capital,
de Karl Marx.
Este año [2018] el mundo
celebra el bicentenario del nacimiento
de este filósofo
alemán así como los 175 años de la publicación de sus
obras Crítica de la filosofía del derecho
de Hegel y Sobre la cuestión judía,
y los 170
años de la
primera edición del Manifiesto
Comunista, escrito
conjuntamente con Friedrich Engels. 2019 será el año en que
celebremos los 20 años de la Revolución Bolivariana, la
primera del siglo
XXI,
y los 250 años del nacimiento de Simón Rodríguez,
raíz fundamental de ésta
y a quien el Libertador sigue llamando “el hombre más extraordinario del
mundo”.
Datos
comparados
El 28 de octubre de 1769 nace Simón Rodríguez en
Caracas, provincia de Venezuela,
Reino de España. El 5 de mayo de 1818 nace Karl Marx en Tréveris (Trier),
Renania, Reino de Prusia. Rodríguez
es expósito, es
decir, fue abandonado al nacer.
Lo acogen Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez.
Los padres de
Karl son Heinrich
Marx y Henriette
Presburg. Rodríguez escribe
su primer libro, Reflexiones sobre
los defectos que
vician la Escuela
de Primeras Letras en Caracas y
medios para lograr su reforma
por un Nuevo
Establecimiento en 1794, a la edad de 24 años. Marx escribe su
primer trabajo a los 18 años, la comedia inconclusa Escorpión y Félix (1837).
Rodríguez no puede estudiar en la Real y
Pontificia Universidad de Caracas por ser expósito. Marx se gradúa de doctor
en filosofía en
1841 en la Universidad
Humboldt, de Berlín, con la tesis Diferencia entre la filosofía de la naturaleza
de Demócrito y la de Epicuro
. Rodríguez se
casa a los
24 años (1793) con María de los
Santos Ronco en la
parroquia de Altagracia
de Caracas. (En
la Catedral solo
se casaban los
mantuanos). Más tarde se casará con la boliviana aimara Manuela Gómez.
Marx se casa
con Jenny von Westphalen en 1843, a los 25 años.
Rodríguez
se exilia 26
años entre Jamaica, Estados
Unidos y Europa,
entre 1797 y 1823, por participar junto a Joaquina Sánchez, Manuel Gual,
José María España,
Isabel Gómez (madre de Manuel Piar) y Juan Bautista Picornell,
entre otras personalidades, en la Insurrección de La
Guaira, “Cuna de la
Revolución Americana”, como
la llama Arístides
Rojas. Marx se exilió
en Bruselas en
1845 y en 1849
en Londres. En la ciudad belga se convirtió en una figura clave de la Liga de
los Comunistas. En la capital inglesa
propone la Primera
Internacional Socialista.
El
venezolano publica a
los 59 años
su obra capital, Sociedades
americanas, en 1828;
a los 49 años el alemán publica
el volumen uno de El capital. Rodríguez
publica su obra
en Caracas, Guayaquil,
Puno, Chuquisaca, Cochabamba,
Oruro, Arequipa, Lima, Concepción,
Trilaleubu, Monteblanco, Tucapel,
Valparaíso, Latacunga, Túquerres,
Bogotá y Guayaquil, es
decir, en la
periferia epistémica. Marx
publica en Berlín, Londres, París, Nueva York, léase, en
el centro epistémico. Rodríguez muere en Amotape, Perú, el 28 de febrero de 1854 a los
84 años. Marx
muere en Londres el 14 de marzo de 1883, a los 64 años.
El
rol de los filósofos
En
la tesis once
sobre Feuerbach (1845) Marx
escribe: “los filósofos no
han hecho más
que interpretar el mundo, pero de
lo que se trata es de
transformarlo”. Esta transformación caracteriza
toda la praxis
rodrigueana. En Sociedades
americanas (1828)
Rodríguez escribe: “algunos
filósofos (de los
pocos que gustan aplicarse a
hacer lo que aconsejan),
asociándose a gente
emprendedora, empezaron hace poco un camino nuevo sobre
planes en parte
dados, en parte propios. Apenas han podido abrirse paso
por entre breñas
–han avanzado poco– y
la gente empieza
a desmayar”.
En Luces
y virtudes sociales (1840) Rodríguez dice: “sólo los filósofos saben
anteponer el mérito de las cosas a
sus gustos, a
sus afectos y
a sus pasiones porque su genio es
la exactitud”. En Crítica de
las providencias del gobierno (1843)
Rodríguez afirma que la “filosofía es amar a la sabiduría. Es conocer las cosas
y conocernos, para reglar nuestra conducta por las leyes de la naturaleza”.
Desde una posición topofílica (amor al
terruño), explica que “la flosofía no intenta despojar, de sus propiedades, a
los actuales poseedores (sean cuales
fueren sus títulos);
pretende, sí, asignar a los
nativos una parte de los Campos Baldíos, que los Congresos [por error
disculpable] ofrecen, de preferencia, a hombres situados a mil y
más leguas de distancias”.
Esta es la razón por la cual “los filósofos
saben que los hombres condenados a la
miseria por la casualidad del nacimiento, son instrumentos de
desorden, por necesidad”, afirma Rodríguez,
y agrega que
“en esos campos desiertos
extendería el desgraciado,
la Esfera de
actividad que sus necesidades
le trazaran [esfera reducida en
el día... con
muy corta diferencia... a
la que se
concede a una planta] y contento con su propiedad la
poseería, sin pensar jamás [si se le enseñaba a vivir socialmente] en usurpar
la de un vecino que conocería, tan bien como él, el derecho con que poseía”.
Alí Rojas Olaya
Fuente: Memorias de Venezuela. N° 60,
Octubre 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario