La
crítica es el alma de la sociedad
Para
Marx “el arma
de la crítica
no puede reemplazar la crítica de las armas”. Para
Rodríguez “el alma
de la sociedad es la crítica”.
En Crítica de
las providencias del gobierno escribe que este debe estar persuadido
“de que sólo quien tenga ideas sociales y
diccionario social, entenderá
bien la Crítica de sus Providencias”.
Más adelante explica por qué escribió este
tratado: “¡Como hombre!, no como
peruano escribo sobre la sociedad:
esta está donde hay hombres reunidos: cada
hombre es individuo del género y el que se interesa por
el bien de todos
es miembro nato
del
Congreso universal, sin más elección que la
de su voluntad: el deber que se impone prueba amor a sus semejantes, y
el esmero con
que lo desempeña hace honor a sus sentimientos”.
Valor
de uso y valor de cambio
El valor de uso es la capacidad de un objeto para
satisfacer necesidades humanas. Solo toma cuerpo cuando el objeto
presta utilidad en el momento del consumo.
Marx afirma que
el valor de uso de un objeto es
la materialidad del mismo. El valor de cambio es una
medida cuantitativa determinada por el tiempo de trabajo socialmente necesario
para producirlas. Para Marx el valor
de cambio es tan solo la “forma fenomenal” bajo la cual se oculta el valor
mismo. Para Rodríguez los tributos
o “arbitrios deben tomarse sobre el empleo de las fuerzas, no
sobre el valor de las cosas, porque las
cosas no valen sino por las fuerzas que se
emplean en ellas, para hacerlas producir”.
La
división social del trabajo
La insistencia de Marx y Engels en la necesidad
de que el trabajo intelectual (educación)
y el trabajo
material (productividad) no estén
divorciados se sustenta dentro de la crítica general que ambos hacen a
la división del trabajo, porque ésta
se convierte en verdadera división
desde el momento en que se separa el trabajo mental y
material y el fruto de la división del trabajo
es la persona
unilateral, que solo sirve mientras
se le mantiene enclaustrado en la parcela donde labora.
En Extracto sucinto de la obra Educación Republicana (1849), Rodríguez escribe
que “la división
de trabajos, en la confección de
las obras, embrutece a los obreros, y si por tener tijeras superfinas y baratas
hemos de reducir al
estado de máquinas
a los que las
hacen, más valdría
cortarnos las uñas
con los dientes”.
En Consejos de Amigo dados al
Colegio de Latacunga (1845) expresa que “ni fuerzas ni tiempo alcanzan,
al pobre obrero, para ganarse el
pan”.
Los
medios de producción
En la causa social de Rodríguez y en el
socialismo de Marx los medios de producción
no pueden pertenecer
a los capitalistas
(empresarios) sino a la clase
proletaria, porque es ésta la que
posee la fuerza de trabajo capaz de hacer que tales medios produzcan bienes y
servicios. Para ellos hay que cercenar
la explotación del
hombre por el hombre, de manera que el excedente de la producción
retorne íntegramente a los trabajadores.
Para Marx el obrero es solo un medio que
utilizan los capitalistas
para reproducirse como clase.
Para Simón Rodríguez el
capitalismo es una enfermedad
producida por “una
sed insaciable de
riqueza”. En 1842,
en Sociedades americanas,
expone que los amos de las grandes empresas de producción cuentan con hábiles abogados
que refrendan el robo de la plusvalía obrera porque “el deseo de enriquecerse
ha hecho todos los medios legítimos y todos los procedimientos legales; no hay
cálculo ni término en la Industria, el egoísmo es el espíritu de los negocios”.
Para Rodríguez estos propietarios se
distinguen “por conocimientos ajenos del arte de vivir, conocimientos que en
nada contribuyen al bienestar social. Todo lo que saben rueda sobre la
Administración, o sobre el curso de negocios establecidos, y estos negocios
son, en suma, el aumento de comodidad de las clases ya acomodadas”.
Las grandes empresas deben ser nacionalizadas
ya que “sólo al gobierno toca dirigir los establecimientos industriales porque
sólo él debe considerar las conveniencias económicas, civiles, morales y
políticas de la Industria, y la condición de los territorios productores”. De
allí que “saber sus obligaciones sociales es el primer deber de un Republicano,
y la primera de sus obligaciones es vivir de una industria que no le
perjudique, ni perjudique a otro”.
Marx distingue dos sentidos de medios de
producción. En uno, estricto, están las máquinas o accesorios con los cuales se
trabaja, y en un sentido amplio las condiciones materiales que intervienen
indirecta aunque indispensablemente en el proceso de transformación, como, por
ejemplo, el suelo, los canales y las rutas marítimas y terrestres.
Rodríguez y Marx son obreros del pensamiento
que hicieron de la compasión base de la causa social y el socialismo. Para
Rodríguez “es menester ser muy sensible para convertir el mal ajeno en propio”.
Rodríguez veía en los niños pobres la futura dirigencia y la clase obrera
emancipada. Por esto criticaba severamente que “entre patriotas no hay uno que
ponga los ojos en los niños pobres. No obstante, en estos está la industria que
piden, la riqueza que desean, la milicia que necesitan, en una palabra, la
¡Patria!”.
Alí Rojas Olaya
Fuente: Memorias de Venezuela
N° 60, Octubre 2018
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