domingo, 15 de julio de 2018

NICANOR BOLET PERAZA Y LAS CARTAS GREDALENSES



Importante exponente de la literatura costumbrista del siglo XIX, que nació en Caracas el 4 de junio de 1858, y se crío en Barcelona, pues desde 1840, se traslada con su familia a esa ciudad, donde ejerció el oficio de  periodista, escritor y participó en la Guerra Federal (1858-1863).
Atenderá este costumbrista, junto con su padre y su hermano Ramón, una imprenta que le permitirá acercarse al oficio de escritor y editar la revista El Oasis. Es por ello, que años más tarde reflexionará sobre su participación en la Guerra Federal, y dirá que cambió “el plomo de los tipos de imprenta, por el plomo de las balas”. Para 1863 estará a cargo de la edición de El Rebeque y tiene el privilegio, junto a su familia, de editar la primera revista venezolana ilustrada, Museo Venezolano.
La labor de Nicanor se extiende también a la política y llega a ser General de Brigada, representante en el Congreso y ministro. Actividades que le permitieron fundar en 1877 el diario El Liberal, en donde hacía duras críticas al gobierno de Antonio Guzmán Blanco, por lo que tuvo que abandonar su patria a partir de 1880 y vivir con su familia en Nueva York.
Allí, sigue con sus actividades de escritor y funda dos revistas La Revista Ilustrada y Las Tres Américas.
Es considerado este escritor venezolano como costumbrista, pues además de tener sus escritos una carga de humor, destaca la detallada descripción de los usos y costumbres de nuestras tierras y de su gente.
Muere Nicanor Bolet Peraza en la ciudad de Nueva York el 25 de marzo de 1906.
A continuación queremos compartir uno de sus escritos humorísticos:

Cartas Gredalenses

“Aquí me tiene usted  en este país como mudo y sordo que ni habla ni entiende, y dando más botes que un cuerno en un empedrado. Pero bien dicen que la necesidad tiene cara de hereje; porque es el cuento de que la precisión en que estoy de hacerme entender, y de entender á estos arrevesados yankees, me ha puesto en el caso de aprender el inglés; y puedo asegurarle, paisano don Frutos, que la cosa es de lo más sencillo del mundo. Todo está en cogerle el golpe á la maldita gerigonza.

Yo he descubierto que el secreto para hablarla consiste en cambalachear unas palabras por otras. Por ejemplo. ¿Quiere usted pedir pan?; pues pida el sombrero. ¿Qué se le antoja luego mantequilla? No tiene más que pedir las botas. Cualquier sirviente á quien usted le grite: ¡Pepe!, le trae 'pimienta; y si lo que se le antoja á usted pedir es queso, no se apure usted mucho; estornude y diga ¡chis!, y se lo traen volando. Cuando le falte la sal, no se ande corto, y diga que le traigan, nada menos que el sol y para que á uno le sirvan el cacao, (¡miren qué ocurrencia!) hay que decir que le traigan el coco.

Ayer tuve que comprar una docena de cuellos, pues aquí no es como en el Gredal, en donde con uno solo hay para rustir tres semanas. Y sucedió que me bajaron toda la tienda, sin saber lo que yo pedía, hasta que me acordé de mi regla de trocar las palabras, y comencé á mentar cosas de carpintería, y cuando llegué á cola, como por ensalmo, me dieron los cuellos. ¿Y qué me dice usted, paisano, de esto de llamar á la tinta Inca, al tintero instante y al lápiz pensil?

A cualquiera señorita, á la más encopetada, la llama usted mis?, como á los gatos, y no se ofende; les dice usted que usted quiere ser su lobo, y ellas no se asustan; porque lobo quiere decir «amor.» Ala criadita del hotel le pregunto yo, así por pura chacota: chica, ¿tú me lobas? Y ella, la muy picara, siempre me responde: ¡yeso! Con las muchachas se practica muy bien el inglés. Pero eso sí, paisano, mucho cuidado en no mentar aquí piernas, y aunque no es pecado el mostrarlas, sí es escándalo el nombrarlas.

Aquí las piernas existen y no existen, son una, cosa que es y no es, y por eso me figuro yo que las llaman limbos. De suerte que no puede decir usted que ha visto una pierna, sino que vio el limbo; y entonces nadie se alarma.

A los pasteles les dicen aquí país. Yo me como todos los días un país. La verdad es que esto es ya casi castellano; porque allá entre nosotros, cuando un Presidente está haciendo su mandado, decimos que se está tragando el país.

Al fin de cada semana me presentan en el hotel el borderó, que aquí lo llaman el vil. Si estoy corto de plata en ese día, me toco el bolsillo, ó sea el lado del hígado, y digo muy tristemente ¡tumor!; que quiere decir ¡mañana!

Para esta gente Dios es Godo, y al diablo lo llaman débil. Todo al revés, paisano.

Una sola cosa no he podido explicarme, y es el por qué á los números se les han de dar aquí nombres de personas. Por ejemplo, al número uno le bautizan Juan, y al sesenta lo llaman Sixto; de manera que cuando va usted á contar sesenta y uno, tiene que decir Sixto Juan.

Ayer no más me reía yo oyendo sacar sus cuentas al cajero del hotel. En vez de decir: diez, dos, no; diez, dos, sesenta; once, catorce, decía: — ten tú; Juan; ten tú, Sixto; eleven el fortín. Vuelvo á asegurarle, paisano, que aquí hay que usar las palabras como las medias, metiéndolas al revés.

Hay otra reglita que he descubierto, y es que todas las palabras debe uno acentuarlas en la primera sílaba; especialmente si son santos de comer. Por ejemplo; nosotros decimos por allá San Giiíche; y aquí hay que decir Sándtvich; y si nó, se queda uno y el que los vende, en ayunas.

Por eso reparará usted, paisano, que los gringos que van por nuestras tierras, no dicen, ni que los maten, San Cocho sino Sáncocho; y con su acento en el Sán se lo zámpan los muy zánganos.”
Carol Lenderbor
Adulta Mayor Integrante de nuestra
Aldea de Encuentro y de la
Comunidad Cristiana “Jesús el Buen Pastor”,
San Antonio de los Altos
 



viernes, 13 de julio de 2018

COLOMBIA, LA GRANDE


Bartolomé de las Casas le pareció una usurpación el hecho de que nuestro continente, en vez de llamarse “Colombia” en honor a Colón, llevase el nombre de “América” en homenaje a Américo Vespucio. “El nuevo continente –afirmaba– debería haber sido llamado Columba, y no como es injustamente llamado, América”. Posteriormente, Francisco de Miranda proyectó que todas las colonias españolas, una vez alcanzada la independencia, debían unirse en una sola nación llamada “Colombia”. Su idea era formar un solo Estado suramericano que abarcaría desde el río Misisipi hasta Cabo de Hornos. Luego, Simón Bolívar creó una gran república con el nombre de Colombia. Fue fundada en una histórica sesión del Congreso de Angostura el 17 de diciembre de 1819. Abarcaba un inmenso y estratégico territorio constituido por los actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, y parte de la Guyana hoy en reclamación. Al finalizar el evento, el neogranadino Francisco Antonio Zea declaró: “La República de Colombia queda constituida, viva la República de Colombia”. Dicha nación existió durante 11 años: entre 1819 y 1830.

A lo largo de la historia, hubo varias tentativas por refundar esa Gran Colombia proyectada por Bolívar. Lo intentaron Rafael Urdaneta y los militares que liderizaron la Revolución de las Reformas a partir de 1834. Como lo explica Fermín Toro Jiménez: “Estos próceres exiliados en 1830, de regreso a la patria en 1834, después de haber sido desterrados por los autores del magnicidio de Colombia de 1828, como una sola voluntad enarbolan la bandera del restablecimiento de la República de Colombia“. Lamentablemente, no alcanzaron su objetivo. Posteriormente, en 1901, una coalición de líderes suramericanos encabezados por Cipriano Castro firman un pacto cuyo propósito fundamental es refundar la Gran Colombia para hacer frente al expansionismo gringo.

Pues bien, así como existe una Colombia grande (la soñada por Las Casas, Miranda, Bolívar, Urdaneta, Castro y Gaitán), hay también una Colombia pequeña, la de la oligarquía colombiana. Esta Colombia es violenta, ingrata, servil, injerencista y abusadora. Violenta con su propio pueblo que, en elevado número, ha tenido que emigrar de su patria para garantizar el derecho a vivir. Ingrata con Venezuela que ha acogido a un porcentaje importante de sus habitantes, a los que, además de darles la nacionalidad, les ha brindado los mismos beneficios que al resto de los ciudadanos de nuestro país.

Olvida la lección de Bolívar: “La ingratitud es el crimen más grande que pueden los hombres atreverse a cometer”. Servil porque, en vez de liberarse del dominio de EEUU (la potencia que le arrebató Panamá en 1903) instala bases militares gringas en su territorio, mientras afirma que “no le dio tiempo” de invadirnos. Injerencista porque conspira abiertamente contra la estabilidad de nuestro país al propiciar el contrabando de extracción, el paramilitarismo, el establecimiento de casas de cambio que afectan nuestra moneda, etc. Abusadora porque ofende el gentilicio venezolano al llamarnos “venecos” y ejecutar una campaña sistemática de descrédito contra nuestro pueblo. Como se ve, hay dos Colombias, una grande; y la otra… chiquitica.
José Gregorio Linares
Historiador

martes, 10 de julio de 2018

1817: LA REPUBLICA VENEZOLANA DE FLORIDA




El 29 de junio de 2018 se conmemoraron doscientos un año de la Toma de la Florida, gesta heroica  direccionada por un grupo de patriotas venezolanos, quienes bajo una visión  geopolítica y geoestratégica se plantearon la Toma del territorio insular con el propósito de impulsar desde allí la independencia de Cuba, Puerto Rico, México y Centroamérica que para ese entonces se encontraba bajo dominio español.
Con esta acción política-militar, los venezolanos Pedro Gual, Juan Germán Roscío, Lino de Clemente, entre otros, se propusieron no sólo la independencia de los países arriba señalados sino que al mismo tiempo se trazaron como estrategia impedir el expansionismo de Estados Unidos, nación que pretendía bajo la doctrina del Destino Manifiesto, expandir sus fronteras más allá del Rio Misisipi. En tal sentido, tomar la Florida Oriental, significaba bloquear el paso de los vientos, por donde pasaban las embarcaciones yanquis, hacia América Latina y El Caribe.
Ese día 29 de junio de 1817, los venezolanos izaron el tricolor nacional en la Isla Amelia-Fernandina. Se enfrentaron a los españoles logrando vencerlos, Francisco Morales quien era el jefe militar, se va huyendo y deja la isla en bandeja de plata a los patriotas. La Florida para ese momento histórico, pertenecía a España.
Los estadunidenses, que apetecían la Florida Oriental para anexarla a sus invasiones, vieron con recelo a los venezolanos. Organizaron una insurrección para vencer y sacar a los patriotas, lograron cercarlos y arrinconarlos. Desconocían que, cuando salió la primera expedición que fue la que tomó la Florida, pocos días después llegaría como refuerzo el bergantín de guerra desde Venezuela llamado "América Libre". Justo cuando tenían cercado a los nuestros, llegó el barco y observando la amenaza que se cernía sobre los venezolanos salieron en su defensa logrando derrotar a los insurrectos yanquis.
El líder de los gringos, Ruglees Hubard, sheriff de Nueva York, quien quería apoderarse de la Isla para establecer las firmas comerciales de Nueva York en la isla, es sometido a un tribunal militar, éste piensa que lo van a fusilar le da un infarto y muere. Los patriotas para poner orden y dominio en la isla llaman a elecciones resultando electo el diplomático venezolano Pedro Gual, gobernador de la Florida, es decir, le correspondió la tarea de organizar la República de la Florida, sin embargo, debido a presiones del gobierno de James Monroe y bajo el cerco efectuado por la marina norteamericana contra los venezolanos, el 22 de diciembre de ese mismo año, los patriotas se vieron obligados a abandonar la isla, por cuanto ya habían agotado sus pertrechos y municiones. Además los gringos superaban elevadamente en número a los connacionales. No obstante a ello, se demostró el talante aguerrido y el espíritu libertario de nuestros libertadores.
La Toma de la Florida duró seis meses y los venezolanos demostramos que eestamos forjados de temple, decisión y coraje.

Miguel Espinoza
Historiador
Frente Antiimperialista
Juan Chacón Lanza

 

 

  MENSAJE  DEL  PAPA FRANCISCO EN DICIEMBRE DE 2023  “el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con...