sábado, 24 de agosto de 2019

Matar de hambre: táctica de guerra nazi I


José Gregorio Linares, el autor de este artículo que publicamos en este Blog en tres partes, es un intelectual y acucioso historiador venezolano comprometido políticamente con las causas libertarias que ha dedicado gran parte de su vida a transmitir sus conocimientos bien sea a través de la docencia o de la escritura de obras producto de sus investigciones. A continuación les dejamos este interesante artículo de nuestro amigo Goyo, deseando que sea para incrementar nuestros conocimientos y seguir fortaleciendo nuestra conciencia

I
Matar de hambre a una población es una táctica de guerra  nazi. A lo largo de la historia había sido puesta en práctica de manera empírica por los ejércitos convencionales para rendir una plaza sitiada y luego someter a los sobrevivientes; pero rara vez se pensaba en el aniquilamiento total del enemigo. Sin embargo, los investigadores alemanes al servicio del Tercer Reich le dieron fundamento científico a esta maquiavélica forma de exterminio. Durante la Segunda Guerra Europea (1939-1945) concibieron y planificaron con extrema frialdad la forma de llevarla a cabo. El propósito era exterminar al pueblo soviético, que enarbolaba las banderas del socialismo y se oponía al avance del nazifascismo.

Leningrado fue uno de las ciudades rusas escogidas para probar la eficiencia de esta táctica genocida: la ciudad poseía decenas de fábricas, entre ellas la única industria de tanques pesados, carros y trenes blindados del mundo. Esta urbe era clave desde el punto de vista geopolítico pues constituía un importante nudo de comunicaciones con el norte del país. Allí vivían 3 millones de habitantes, el equivalente a toda la población de Caracas hoy en día. Además, siendo Leningrado la cuna de la Revolución Rusa de 1917, su destrucción asestaría un duro golpe a la moral de los soviéticos. Por tanto, los nazis se plantearon ocupar esta importante posición estratégica, pero antes, como un huracán de muerte, arrasarían con la población.

El primer paso fue bloquear Leningrado. Se aisló casi por completo a la ciudad de los principales centros de abastecimiento de comida. Luego se la sometió a un bombardeo incesante, entre las ocho de la mañana y las diez de la noche.  El asedio se prolongó casi 900 días, desde septiembre de 1941 a enero de 1944.

Esto causó una hambruna generalizada. Los leningradenses se vieron obligados a despegar el papel tapiz de las casas para rasparlo y comer el pegamento elaborado a partir de un compuesto de harina. También tuvieron que comerse las correas y todos los artículos de cuero, los perros, los gatos, los cuervos y hasta las ratas. En medio de la desesperación hubo Incluso actos de antropofagia. Diariamente miles de personas morían por inanición y por enfermedades causadas por la falta de nutrientes o los trastornos gastrointestinales. El saldo final fue escalofriante: más de un millón de personas, es decir, una tercera parte de la población, murió de hambre en menos de tres años. 

Lunes, 19 de Agosto de 2019
José Gregorio Linares
Historiador       
Adulto  Mayor      
 

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