José Gregorio Linares, el autor de este artículo que publicamos en este Blog en tres partes, es un intelectual y acucioso historiador venezolano comprometido políticamente con las causas libertarias que ha dedicado gran parte de su vida a transmitir sus conocimientos bien sea a través de la docencia o de la escritura de obras producto de sus investigciones. A continuación les dejamos este interesante artículo de nuestro amigo Goyo, deseando que sea para incrementar nuestros conocimientos y seguir fortaleciendo nuestra conciencia
I
Matar de hambre a una población es una
táctica de guerra nazi. A lo largo de la
historia había sido puesta en práctica de manera empírica por los ejércitos
convencionales para rendir una plaza sitiada y luego someter a los
sobrevivientes; pero rara vez se pensaba en el aniquilamiento total del
enemigo. Sin embargo, los investigadores alemanes al servicio del Tercer Reich
le dieron fundamento científico a esta maquiavélica forma de exterminio.
Durante la Segunda Guerra Europea (1939-1945) concibieron y planificaron con
extrema frialdad la forma de llevarla a cabo. El propósito era exterminar al
pueblo soviético, que enarbolaba las banderas del socialismo y se oponía al
avance del nazifascismo.
Leningrado fue uno de las ciudades rusas
escogidas para probar la eficiencia de esta táctica genocida: la ciudad poseía
decenas de fábricas, entre ellas la única industria de tanques pesados, carros
y trenes blindados del mundo. Esta urbe era clave desde el punto de vista
geopolítico pues constituía un importante nudo de comunicaciones con el norte
del país. Allí vivían 3 millones de habitantes, el equivalente a toda la
población de Caracas hoy en día. Además, siendo Leningrado la cuna de la
Revolución Rusa de 1917, su destrucción asestaría un duro golpe a la moral de los
soviéticos. Por tanto, los nazis se plantearon ocupar esta importante posición
estratégica, pero antes, como un huracán de muerte, arrasarían con la
población.
El primer paso fue bloquear Leningrado. Se
aisló casi por completo a la ciudad de los principales centros de
abastecimiento de comida. Luego se la sometió a un bombardeo incesante, entre
las ocho de la mañana y las diez de la noche.
El asedio se prolongó casi 900 días, desde septiembre de 1941 a enero de
1944.
Esto causó una hambruna generalizada. Los
leningradenses se vieron obligados a despegar el papel tapiz de las casas para
rasparlo y comer el pegamento elaborado a partir de un compuesto de harina.
También tuvieron que comerse las correas y todos los artículos de cuero, los
perros, los gatos, los cuervos y hasta las ratas. En medio de la desesperación
hubo Incluso actos de antropofagia. Diariamente miles de personas morían por
inanición y por enfermedades causadas por la falta de nutrientes o los
trastornos gastrointestinales. El saldo final fue escalofriante: más de un
millón de personas, es decir, una tercera parte de la población, murió de
hambre en menos de tres años.
Lunes, 19 de Agosto de 2019
Lunes, 19 de Agosto de 2019
José Gregorio Linares
Historiador
Adulto Mayor
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