Xiomara Acosta estuvo con nosotras y nosotros
físicamente hasta el 14 de abril de este año. Desde entonces nos acompaña en
todo lo que hacemos, está presente, sus huellas han quedado en todo lo que tocó
y lo que hizo, en su amor hacia las otras y los otros, en sus actividades
cotidianas, como madre, como hija, como esposa, como docente. Se dio en todo a
lo que le dedicó su tiempo.
Amó a sus hijas y a sus hijos, a sus nietas y
nietos, a su madre lo hizo intensamente, y a su esposo, Miguel, lo amó con
profunda entrega. Fue su compañero hasta su último segundo.
Miguel la recuerda a cada segundo, Xiomara se
ha eternizado en Miguel. Doce días después de su retirada de este espacio,
Miguel hace un paseo sin ella, y la recuerda, cómo expresa sus amor y su
presencia en este poema que Miguel tituló: Primer viaje, primer paseo sin ella.
Vine a la Colonia
Tovar,
uno de nuestros
paseos favoritos.
Honro su memoria en
este viaje.
Aunque físicamente no
esté, sé que me acompaña.
Cielo mío, corazón de
mi palpitar,
canción de mi
amanecer,
jardín de mi existir,
alba de mi vida.
Gloria a nuestro amor
por siempre.
Miguel Tovar
Adulto Mayor
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