Aquel día luego de aquella travesura, de sentarse al final del salón con la única finalidad de molestar al profesor de Historia, después de haber llegado a su casa y las consabidas reflexiones de su madre, de asumir una conducta conforme a los valores transmitidos y el respeto que debe tenerse a todas las personas, sin importar su color, su fortuna; simplemente respetar por ser un semejante.
Prometió así misma, no dejarse llevar por las trampas de sus compañeros de clases. Sólo sabía que de su comportamiento, dependía el viaje de vacaciones a la Ciudad de Mérida, con el cual ya solía soñar a diario, caminar por esos paísajes andinos y ver el Teléferico 
más grande del Planeta Tierra. Pasaron los días, semanas, y los meses que faltaban para la culminación del año escolar de Minerva, guao, pensaba que le quedaría Historía por molestar en clases aquel día. Para su sorpresa la aprobó con 15 puntos. Aprobó todas las asignaturas y paso para 4to año. Sabía que tendría que abandonar esta institución y pedir zonificación para otro Liceo donde se impartan 4to y 5to año. Se despidió de todos sus compañeras y compañeros de clases, sus amigos más allegados César Augusto, José María a quién apodaban cariñosamente, por lo extra-alto "Gigante Saltarín", fueron zonificados para la misma institución que ella. Los tres, eran buenos amigos, muy buenos estudiantes. Juntos estudiarían en un nuevo Liceo.
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